La Humanidad tiende a volver los ojos a su cuna, como cada individuo al paraíso un poco inventado de su infancia. Hay que escapar de ahí. Hay que incorporarse y andar y cantar avanzando. Dejar la leche pueril, fortalecer el estómago y alimentarse de verdades. La realidad es distinta según los jugos gástricos de quienes la digieren.
Carta a los herederos (Antonio Gala, 1995)
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